Consejos para mantener la línea tras las vacaciones

Resulta curioso (y a veces frustrante) como los esfuerzos realizados durante todo el año con vistas a lucir una bonita figura en verano se esfuman tras la llegada de las vacaciones, teniendo que volver a andar lo desandado, dándonos de bruces al poco tiempo con el Everest de los excesos: la navidad.

Y es que, si bien es cierto que en verano apetece una dieta mas ligera y rica en líquidos (gazpacho, zumos, cremas frías…) no lo es menos que seguir una rutina es mucho más difícil puesto que nuestros horarios cambian, nos tenemos que adaptar a las condiciones de cada momento y porque nos hemos ganado el derecho a un darnos algún capricho culinario ahora que la suerte está echada.

No obstante, a pesar de tener decidido que este periodo vacacional es para disfrutar, tenemos algunos ases debajo de la manga que nos pueden ayudar a reconocernos en el espejo cuando volvamos a la rutina diaria:

La báscula, mejor en casa

Bikini, crema solar, un pareo…¿y la báscula?; seguro que no. Al igual que no te llevas dicho instrumento a la playa, tampoco te lleves la preocupación que te genera: como hemos dicho, la principal premisa es disfrutar

Si tienes calor, mejor agua

Una cerveza o copa de vino puede incluso ser beneficiosa para el organismo, pero ir más allá no conseguirá sofocar el calor del verano; al contrario, el alcohol tiene un efecto deshidratante en el organismo.

No confundir excesos con vacaciones

Comida copiosa y vacaciones no son sinónimos. Comer más por el simple hecho de que sales de la rutina no tiene mucho sentido.

Huye de aperitivos y frituras

Ambos, tan propios de nuestra cultura y asociados al tiempo de esparcimiento, son uno de los mayores enemigos de una dieta saludable. En el caso de los aperitivos, estos pueden ser sustituidos por alguna fruta u hortaliza que calme nuestro apetito.

Ejercicio…¿por qué no?

Salir a correr antes o después del trabajo y disfrutar de la relajación y tonificación que se siente después te gusta, ¿verdad? pues imagínate lo mismo pero al amanecer y por la playa.

Come a tus horas habituales

No se trata de estar pegado continuamente consultando el reloj, pero tampoco de comer entre horas hasta el punto de perder el control sobre lo que has comido o no.