A la hora de plantearnos una operación quirúrgica, la información que podamos recopilar acerca del proceso que nos interese es vital. Dentro de estos procesos es importante destacar el papel que desempeña el preoperatorio para que durante la intervención las complicaciones se reduzcan al mínimo.
Las pautas del preoperatorio deberán ser consultadas con el especialista, puesto que las medidas a tomar dependerán no solo de la constitución, edad y estado de salud del paciente, sino también del tipo de intervención que se va a realizar. No obstante, si tienes pensado someterte a una intervención quirúrgica en un futuro, hay una serie de hábitos y medidas comunes que puedes ir adquiriendo antes de afrontar el proceso preoperatorio establecido por el especialista.
La recomendación por antonomasia es la de evitar el consumo de tabaco y alcohol al menos diez días o 24 horas antes de la intervención, respectivamente. Tanto el tabaco como el alcohol dificultan la circulación sanguínea y disparan la tensión arterial; abandonar este hábito ayudará a que los tejidos se oxigenen debidamente y favorecerá la cicatrización durante el postoperatorio.
La dieta específica que tomemos durante el preoperatorio puede ser muy beneficiosa. Por ejemplo, si tomamos alimentos ricos en fibra esto nos ayudará a evitar el estreñimiento causado por la cirugía y la falta de actividad durante el postoperatorio. Tomar carnes rojas, pescados, huevos o marisco ayudará a proteger nuestra musculatura y evitar la pérdida de masa en el periodo de reposo por su alto contenido en proteínas. Es aconsejable que controlemos nuestro peso durante estos días, manteniéndolo o, a ser posible, reduciéndolo de una manera sana y progresiva durante la fase de preoperatorio: la ingesta de grasas no saturadas es recomendable, por lo que aquí entran en juego alimentos como los frutos secos, el aguacate o el aceite de oliva. Según la zona a tratar se recomienda masajearla y favorecer la nutrición e hidratación de la piel con productos específicos ricos en colágeno, elastina y oxigenantes que favorezcan la cicatrización.
Además de cuidar nuestro cuerpo durante el preoperatorio, no debemos olvidarnos de nuestro estado de ánimo: favorecer un ambiente relajado y optimista frente a la intervención nos ayudará a llevar el proceso de una forma más amena antes y después de la intervención. Estar bien informado y no enfrentarse con miedo al tratamiento quirúrgico es fundamental
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