¿Por qué surge la flacidez? Se trata de una degradación de las fibras de colágeno, que son las que mantienen la piel elástica. En el cuerpo, las zonas que más tienden a la flacidez son el abdomen, los muslos, las caderas, los brazos y las nalgas. Las causas son muy diversas y existen tratamientos para la flacidez específicos dependiendo de dónde se localice. Los motivos suelen ser, pérdidas bruscas (o no) de peso, haber dado a luz recientemente, la falta de ejercicio, cambios hormonales, desequilibrio en la alimentación,…
Existen pequeñas trucos que ayudan a combatir la flacidez, sobre todo, a prevenirla: acabar la ducha con agua fría para estimular la circulación, y el uso de un anticelulítico o crema reafirmante.
Podemos poner medios por nuestra parte para evitar la flacidez, pero muchas veces es necesaria una ayuda extra para obtener resultados óptimos. Las cremas de uso tópico pueden ayudarnos, pero los tratamientos para la flacidez realizados por profesionales ofrecen resultados mucho más visibles en menor tiempo.
La Bioestimulación o electroestimulación. Un sistema bióptico que combina mioestimulación, ultrasonidos, microcorrientes y ondas biópticas.
La radiofrecuencia, que mediante energía produce un calentamiento profundo del tejido cutáneo que estimula la formación de colágeno de las capas más internas de la piel. Este calor consigue de forma inmediata el estiramiento del tejido cutáneo reduciendo los signos de flacidez y deja la piel más tersa.
Los tratamientos son personalizados según el perfil del paciente, estableciendo el médico el tratamiento y la duración más adecuada.
Existen varios tipos de programas corporales específicos para adelgazar y modelar la figura, programas anticelulíticos, drenaje linfático y antiestrés.
Existe una gran variedad de tratamientos, pero debemos apuntar principalmente a las causas que la producen y luego a la parte estética. Por eso, siempre es bueno empezar por casa y modificar nuestros hábitos.
Pero es cierto que también hay otros factores que deben ser tratados con un diagnóstico adecuado. Realizar un buen análisis de la persona, es decir interrogar sobre todos los aspectos que puedan influir sobre la persistencia de la flacidez, tales como los factores hereditarios, la dieta, la actividad física, los hábitos, el tabaquismo y tratamientos anteriores.
Sin duda, el éxito de los resultados estará dado por la selección de tratamientos combinados, el compromiso del paciente para realizarlo de la mano de una modificación de aquellos hábitos que favorece su aparición.