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Una de las principales razones por las cuales muchos pacientes recurren a la cirugía estética reparadora son las quemaduras producidas por la radiación solar: si bien el sol “nos da la vida”, influyendo en nuestro estado de ánimo de manera positiva y permitiendo una climatología propicia la realización de planes al aire libre, en cierto modo también “nos la quita”, pues sus efectos aceleran el envejecimiento cutáneo.
El remedio para evitar que nuestra piel envejezca por la exposición a los rayos del sol (las lesiones, además de cutáneas, también puede convertirse en perjuicios más graves para nuestra salud incluso a nivel tumoral o cardiovascular) es evitar la radiación solar prolongada, así como en las horas donde esta es más nociva por encontrarse el astro rey en una posición perpendicular a la nuestra; a ello contribuye hacer uso de sombrillas o cremas (en este caso el factor mínimo recomendable es de 50) que nos protejan.
Más allá de la tradicional estampa de alguien que se no se ha protegido del sol convenientemente y que presenta un color de piel rojizo, las secuelas de la radiación solar pueden traducirse en graves problemas para la salud, teniendo que recurrirse a la obligación de extirpar la zona afectada, siendo en el caso del melanoma necesaria la acción conjunta de cirugía, quimioterapia o raditerapia.
Bajo el claim “Que tus vacaciones no sean reparadoras” y el hashtag #VacacionesNoReparadoras, la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) pretende concienciar a la sociedad del grave peligro inherente a una insuficiente protección de la radiación solar, además de otros que se potencian durante el verano. Esta campaña, cuyo lema juega con el doble sentido, hace hincapié en lo fácil que es sufrir lesiones de este tipo y en lo complejo que resulta revertir los daños que producen.